ANTONIO TANGUMA GUAJARDO (q.e.p.d.)
Nació el 26 de Enero de 1903 en China, N.L., Fueron sus padres, Teófilo Tanguma, originario de General Bravo y Victoria Guajardo de China N.L.
Plática del Maestro Tanguma
Un día de 1927, me ofrecieron un acordeoncito de dos hileras de botones; me lo vendian en veinte pesos, muy barato. Le pedí a don Guillermo García Welsh, mi patrón, el dinero y me dijo: "Pá que los quieres pela'o?, mejor ponte a trabajar, después ahí te echas a perder con la música". Como quiera me los prestó y compré el acordeón que se veía bonito, pero como yo no conocía, resulta que el acordeón era un chasco. De todos modos, empecé a darle de día y de noche. Como ensayaba también en la casa, los dueños me decían: "Mira, agarra tu tequila y vete al monte a tocarle a los pájaros". El acordeón no me duró mucho y así me di cuenta que me engañaron con la venta, de cualquier forma le enganchaba alambritos y lo hacía cantar.
Yo segía trabajando en la labor, nomás soñando en juntar unos centavitos para irme a Estados Unidos y comprar un instrumento a mi gusto. Un día que me levanto, me agarro unas tortillas y una botella con agua y me voy para Terán, a pie. Hice tres días hasta los Ramones y en la estación del tren la pregunté al boletero, hasta dónde me alcanza con dos pesos?, voy rumbo a Reynosa. El boletero me dijo; "son uno ochenta y cinco hasta Anzaldúas". Pues sí, ahí me bajaron y me fuí directo a la frontera que ya estaba muy cerca. Llegué a Corrales y corrí a un estanquillo para comprar galletas, el hombre que despachaba me vió y me dijo "Para dónde vas?", ya le expliqué que quería pasar el río y tuve tanta suerte que el señor al verme hambriento y en huaraches me dió de cenar, me permitió bañarme y hasta zapatos me regaló. Total que él mismo me recomendó con unos muchachos que me pasaron al otro lado y me llevaron a un rancho, donde el dueño me contrató para desenralzar y tumbar mezquitez. Así junté doce dólares, hasta que supe que en la feria de Laredo vendían un acordeón, fui y lo compré. Me costó diez dólares, regresé al rancho cantando y tocando. Los muchachos nomás oyeron el acordeón y se arrimaron unas botellas de vino y ahí mismo si hizo la tocada. Estamos hablando de 1917 que fue el año de mi primer acordeón bueno, porque luego compré do más en Corpus Christi; andaba que me volvía loco de gusto.
En 1932 me fuí a China, Nuevo León, y en 1938 para Monterrey. Tenía 35 años de edad.
En realidad mis primeras composiciones las traje siempre en la mente, porque cuando trabajaba en la labor, me inventaba tonadas y las repetía silbando. En 1938 terminé la primera pieza; De China a Bravo. Ese nombre you no se lo puse, pero como la pasaba viajando de China a Bravo, así se le fue quedando, fueron unos músicos que me acompañaban los que la titularon. Hasta la fecha, he compuesto más de cincuenta composiciones y las que han pegado más son; El cerro de la Silla, Evangelina, Naranjo, Blanca Nelly, María de Lourdes y otras. Mucha gente me pregunta por qué tanto nombre de mujer. Será porque los nombres de las mujeres me gustan tanto.
En 1945 me fuí a México, pero, de todas las cantinas y restaurantes me sacaban, pues el acordeón no gustaba todavía. Un día unos amigos policías de Los Herreras, Nuevo León, se metieron conmigo a un restaurante, ahí en la ciudad de México, y me pidieron que tocara. Apenas me estaba calentando cuando el mesero nos dijo: "Oiga, aquí no se puede tocar". El más grandote de los policías le contestó: "Nosotros somos de Nuevo León y este hombre del acordeón es Tanguma y su música es tan buena que donde quiera se le debe escuchar": y como mientras contestaba le enseño las pistolas... tuvieron que escucharnos toda la tarde.
Lo que pasaba era que la música norteña apenas estaba naciendo, y en la mayoría de los estados del centro y sur, no se conocía. Por eso a mí me gusta Nuevo León, porque en cualquier rancho adoran el acordeón y el contrabajo.
No se necesitaban muchos músicos para amenizan un buen baile.
Desde 1938 que me dedique de lleno al oficio de la tocada empezó a irme bien, aunque no pagaban lo suficiente, podía mantener a mi familia. Ya nomás con juntar para los frijolitos, lo demás era ganancia. Al principio me acostumbré a tocar sólo porque había muy pocos guitarreros que me acompañaran, pero de 1940 para acá, empecé a organizar mi grupo, casi siempre tocábamos a dueto: acordeón y contrabajo.
De tódas mis composiciones, el shotís del Cerro de la Silla es la que más me gusta. Esta composición nació como un chipazo, en un rancho en las faldas del Cerro de la Silla. En la mañana quedaron unos amigos de pasar por mí para tocar en una tardeada; no llegaban y se hacía tarde; yo estaba muy desveladoy tenía mucha hambre, bueno, pues me recosté a esperar, como no queriendo, agarré el acordeón, y ya de rato me gustó lo que estaba tocando, repetí las notas y las memoricé; cuando llega el guitarrero y me dice: "Oye esa pieza es muy buena, no te la había escuchado", no hombre, dije yo, es la cruda y la sed que me están haciendo ver visiones. Tiempo depués llegaron a mi casa unos gringos de una casa disquera que me querían escuchar y les toqué el shotís que hice acerca del Cerro de la Silla; les gusto mucho, y como no tenia título, pues así se le quedó, El Cerro de la Silla. Todavía dicen muchas gentes que nomás la escuchan, y se les mueven la piernas solas, que esa piesa hace bailar a cualquiera, auque no sepan. Me gusta ese shotís, me gusta ver a los niños que lo bailan en las escuelas, en las asambleas y en los concursos escolares.
Mi vida ha sido el acordeón y mi familia. Me casé cuando tenía como treinta años: a mi esposa la conocí en un baile, muy bonita, se llama María de Jusús, me gustó desde que la ví, y me dije, yo me quedo con esa chiquilla porque ella es mucho más chica que yo; me casé con ella en 1933 y tenemos once hijos.
Ahora tengo casi los ochenta y cuando escucho un acordeón, no sé por qué, a veces me dan ganas de llorar, me da como cierto coraje que allá por los treinta, mucha gente no quería el acordeón y ahora sí. La música norteña termino imponiendo su fuerza... bendito sea Dios que el acordeón ya tiene su historia.
Antonio Tanguma Guajardo, murió el 5 de diciembre de 1989.
Es el artista de música norteña de más reconocimiento nacional e internacional. Sus polkas, redovas, shotises y huapangos, los han bailado generaciones enteras de niños, en miles de escuelas de todo el Norte del país.
Profe. Jaime Guerrero Hernández
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